jueves, 7 de enero de 2010

Sol de enero

Cuando el sol no da calor, malo. Por eso todo el mundo se suele arrimar al sol que más calienta. Pero este sol de enero se acobarda en el invierno, se esconde tras el frío, huye apenas atardece. Sele tímido a mediodía, y se deja llevar porque se siente querido. Es más querido este sol que el sol de verano. Por eso en cuanto aparece, nos arrimamos a él buscando algo de calor, sabiendo que no será el calor de fuego de agosto, pero sí que nos aliviará algo el frío natural de este tiempo.
Si en verano buscamos la sombra que nos refresque y la noche que nos alivie del sol que quema, ahora buscamos el sol de enero, el "solito" que nos ofrezca algo de calor en estas tardes de invierno que duran tan poco y que se enfrían en cuanto llega el lubricán.
Los días que reposa el viento y no aparecen las tormentas, es un auténtico placer pasear por las tierras húmedas de los caminos, un par de días después de la última lluvia, en compañía de este sol de enero que nos hace olvidar, por un instante, que todavía es invierno, y nos da retazos de primavera pronta y cercana.
Me gusta este sol de enero, que colorea el paisaje enmedio de la oscuridad del frío, que desafía a los negros nubarrones, y que, aunque no es el sol que más calienta, da gusto arrimarse a él.

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