sábado, 2 de enero de 2010

Distancias

No es la primera vez que se aleja de la tribu. Los suyos estamos ya acostumbrados a sus ausencias, y son muchas las veces que ha tenido que alejarse porque su pan está en cualquier lugar.
Han sido largas temporadas, duras pruebas, períodos complicados de esfuerzo y sacrificio, dejando en la tierra a familia y amigos. Todos echando de menos su calor y su agradable compaña, pero sobre todo una mujer y una hija que ahora tendrán que esperarle cuasi un centenar de frías noches.
A veces unos cursos, otras unas maniobras, otras un desfile... el petate siempre preparado al capricho de la profesión que eligió, y el adiós siempre en la boca de cada despedida, intentando no alargarla más de la cuenta, para que la herida no sangre.
Esta vez no son sólo días que se cuenten con los dedos de una mano, o quizá de las dos.... esta vez el tiempo es más tiempo, porque en tres meses la niña pegará un estirón sin que su padre la vea, y la distancia es más distancia, porque cuando los kilómetros se cuentan por miles, el frío es más frío y el dolor más dolor.
Y no sólo el tiempo es más tiempo y la distancia más distancia, sino que el lugar al que marcha no es ni el curso, ni la maniobra, ni el desfile.... ahora los cargadores estarán cargados y la munición no es de fogueo.... y el simulacro no es simulacro, sino verdad. Una guerra de verdad, aunque vaya en misión de paz.
Ven soldado, vuelve ya, que la distancia y el tiempo dejan vacíos en el corazón.
Todavía no te has ido, y ya te echamos de menos.
Vuelve ya, que te queremos en la tribu.

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