miércoles, 9 de mayo de 2012

Algo más...

Es algo más... porque mi corazón se estremece cuando lo veo bajar la escalinata en las manos del Hermano Mayor, hasta posarse en la carreta de plata.
Es algo más... porque mi vida se ilumina como si me alumbrara una estrella cuando lo veo guiando a un pueblo por los caminos.
Es algo más... porque mi alma se llena de paz cuando le rezo un rosario por sevillanas bajo la luz de la luna en una noche de Palacio.
Es algo más... porque mis ojos se llenan de lágrimas cuando lo sigo por las arenas, la mañana del lunes hermoso, acercándose hasta encontrarse a la Virgen en el eucaliptal.
Es algo más... porque me lleno de orgullo cuando, sentado en el porche en las noches del Rocío, la gente se acerca a verlo en el retablo ocasional de su Casa Hermandad, y le rezan y se emocionan como si fueran del mismo Gines.
Es algo más... porque me estremezco viendo a las abuelas de Bormujos santiguarse y darle gracias por poder verlo un año más.
Es algo más... porque me alegra ver a los niños de Gines respetarlo y quererlo, cantarle y darle vivas como le enseñan sus padres.
Es algo más... porque me llama cada diciembre para seguirlo en la Purísima hasta que acompaña a la Virgen en el altar mayor del Santuario, lleno de la fe de todo un pueblo.
Es algo más... porque me embarga el corazón de sentimientos y vivencias cuando preside el altar de la iglesia los días de Novena.
Es algo más... porque es capaz de unir a todo un pueblo una mañana gloriosa de mayo, en la que se olvidan diferencias y todos se sienten hermandad.
Es algo más... porque me inunda de llanto cuando vuelve del camino y recibe los besos de los rocieros que, tristes y contentos a la vez, le van diciendo un “hasta luego”.
Es algo más... porque llena mi alma de serenidad, de templanza y de calma, cuando en los momentos difíciles de la vida lo busco en el viejo cuadro que preside mi cuarto.
Es algo más... porque llena mi corazón de vida cada vez que pasa por la puerta del “Corral de Méndez” y lo espero en silencio entre el dolor de las ausencias.
Es algo más... mucho más.
Tanto... que el año pasado, inconscientemente, me negué hasta tres veces, (igual que Pedro), llevarlo en mis manos en los días del Rocío....
Es algo más... es algo tan grande y a lo que tengo tanto respeto, que no me creía con mérito ni con fuerzas para llevarlo.... sólo de pensarlo me llené de nervios y de emoción.... gracias a quienes me lo ofrecieron.... Pido perdón, pero no pude... porque el Simpecado de Gines es algo más... que no sé explicar.