miércoles, 16 de septiembre de 2009

MENTIRAS SOBRE IGUALDAD

Uno de los males que pienso más daño hacen hoy en día a nuestra sociedad es el mal de la mentira. Pero, desgraciadamente, nos hemos acostumbrado (mal acostumbrado) a vivir permanentemente con ella. Y lo peor de la mentira no es ella misma, lo peor es cuando detrás de una mentira no hay consecuencias, no pasa nada. Quien miente una vez y no "sufre" las consecuencias, seguirá mintiendo.
Y si se trata de niños, mucho peor. Si un niño nos miente y no somos capaces de enseñarle que ese no es el buen camino, se convertirá en un mentiroso de por vida, embustero para siempre. Si mi hijo me engaña y no soy capaz de dejarlo sin el caramelo o el juguete, mañana me seguirá engañando, porque lo estaré acostumbrando a darle el caramelo, es decir, la educación que le estaré dando es que, aunque mienta, yo le daré el caramelo. Ahora bien, si un día le doy "el palo" y lo dejo sin caramelo, tal vez la próxima vez no me mienta.
Pero lo peor de todo es cuando los que mentimos somos los mayores y los engañados son los niños. Y peor todavía cuando a mis propios hijos, a quien yo tengo el derecho y el deber de educar, los engañan a través de libros de texto y de campañas en medios de comunicación. Yo, en mi casa, intento educar a mis hijos en unos valores, y ahora resulta que medios externos, en la calle y en la escuela, les inculcan otros valores distintos.
Me refiero a la Consejería de Igualdad (igual dá) de la Junta de Andalucía, y una campaña que hoy aparece en los medios (en la que se han gastado mucho dinero) en la que la principal preocupación es fomentar entre los niños (por cierto, menores de edad) la "paternidad homosexual" a través de una "canción infantil" (me gustan más las de los Payasos de la Tele).
Me llama mucho la atención la frase "con dos mamás o con dos papás...".
Por favor, mentir no está bien. Y mentir a los niños, menos. Menos rollos y menos mentiras de "igualdad", y menos utilizando a los menores. Dos y dos siempre serán cuatro. Siempre. No mientan con la "igualdad" de lo que nunca podrá ser igual, porque no lo es. Porque la naturaleza nos hizo así. Un hombre nunca será igual que una mujer. Nunca. Ni una mujer nunca será igual que un hombre. Nunca. Si no hay dos hombres iguales, ni dos mujeres iguales... ¿Qué igualdad, mi arma?
Hablando más claro: para que nazca un niño (o niña, por lo de lo políticamente correcto) siempre tiene que intervenir un hombre y una mujer. Siempre. Yo podré tener veinte mamás y veinte papás (¿porqué sólo tienen que ser dos mamás y dos papás?) por cuestiones y circunstancias personales y familiares (otro día hablamos de la familia), o por los "gustos sexuales" de mis ascendientes (¿se puede decir progenitores?).
Pero sólo hay una verdad: yo estoy aquí porque para que yo naciera intervinieron un hombre y una mujer, o sea, mi papá y mi mamá. Y precisamente, porque los órganos reproductores de mi papá y mi mamá eran distintos (desiguales).
Por cierto, cuando los niños estudien Ciencias Naturales, ¿qué les vais a contar de cómo se reproducen los animales? ¿Les diréis que lo normal es que los gatos tengan "dos mamás" y los perros "dos papás"?