lunes, 26 de marzo de 2012

"Aquella tarde... que amaneció" (*)

Hay cosas que no tienen explicación, como los fenómenos de la llamada Madre Naturaleza, que es obra del Padre Dios. Y, claro, quien lea el título de este artículo pensará... "¿cómo puede amanecer por la tarde?" Pero voy más lejos: "¿cómo puede aquel niño de once años acordarse, dos décadas después, de aquella tarde?" Pues, precisamente, porque nadie puede olvidar algo que se quede grabado, para siempre, en el corazón.
Aquel niño de once años, vestido con pantalón corto y ropa de domingo, se fue aquella tarde, como todos los valencineros, a La Cruz. Y allí, contagiado con la impaciencia y la ilusión de aquellos jóvenes cofrades, con don Pedro Carmona a la cabeza, esperó el momento. Sabía que algo importante iba a suceder. Tan importante que quedaría para siempre en la memoria y en el corazón.
Aquel niño de once años vio cómo aquella tarde se volvió más limpia y hermosa, cómo la ilusión de muchos se volvió emoción y lágrimas de alegría brotaron de las mejillas.
Posiblemente estuviera la luna y un cielo lleno de estrellas se hiciera palio, con los naranjos de la Barriada y la Placita de San José por varales.
Posiblemente el aire llevara el típico aroma de incienso y azahar de la primavera. Posiblemente el viento callara su voz para acompañar en silencio las oraciones y plegarias de los cofrades de Valencina.
Aquel niño de once años no podrá olvidar aquella tarde, su primera tarde cofrade... aquella tarde que amaneció en Valencina cuando llegó el Señor de la Vera+Cruz.


(*) Artículo publicado en el Boletín Extraordinario de la Hermandad de la Vera+Cruz de Valencina, en el año 2002, con motivo del XX Aniversario de su reorganización.
Hoy, 26 de marzo de 2012, hace justo 30 años de aquella maravillosa tarde, cuando esperamos en La Cruz del Humilladero la llegada del Cristo de la Vera+Cruz.