domingo, 27 de abril de 2014

Como aquel 27 de abril

Sevilla estaba en plena Feria, era 27 de abril, jueves. Hace ya ocho años, ocho primaveras, ocho abriles. Y fue una de las noches más felices de nuestras vidas. Digo nuestras, porque fuimos muchos los que vivimos aquella felicidad, tan efímera como el disfrute de ganar un partido de fútbol. Aquella felicidad se agrandó en el tiempo, en los días, porque días después aumentó, el 10 de mayo, y estalló en otra noche histórica en Eindhoven.
Era jueves de Feria, nos pusimos nuestras camisetas del Sevilla FC y nos fuimos temprano a Nervión, nos hicimos fotos con nuestros rivales del Shalke04, les deseamos una feliz estancia en nuestra ciudad, que disfrutaran.... pero les dijimos que ganaríamos nosotros.
Ellas, Ana y Estrella, se fueron a Gol Norte, yo (cosas del destino) a aquella grada alta de mi vida en Gol Sur, donde siempre, durante muchos años, disfruté de la mano de mi padre de aquellos ídolos de mi infancia, de nombre Biri Biri, Gallego, Bertoni, Blanco, Scotta, Álvarez....
Comparaban aquella noche con otra vivida años antes, cuando la remontada ante el Paok, y Pintinho, López, Francisco, Santi.... nos hicieron felices bajo la batuta maestra de Manolo Cardo. Era otra noche para soñar, esta del jueves de Feria del 2006. Y soñé... y soñamos, cuando Arrebato abrió el espectáculo cantando la canción de su vida, de nuestra vida, de la vida de cien años de sevillismo. Y soñé.... y soñamos, aquel 27 de abril porque estábamos cerca de que el sueño se convirtiera en realidad y pudiéramos saber, en nuestras carnes, lo que era estar en una final, lo que era ganar un título, lo que era ser campeones.
La vida, y el Sevilla FC, nos brindaban, de momento, la posibilidad, única (eso parecía entonces) de disfrutar de una semifinal europea, algo que parecía lejos de nuestro alcance. Ya eso no había quien nos lo quitara. Pero se podía llegar a más.... y se llegó.
El destino tenía un nombre guardado para la historia, era el minuto 100 del partido, en la prórroga, y la jugada la empezó Martí abriendo a la derecha, para Jesús Navas, Dani Alves y otra vez Jesús Navas, que cambia el juego a la otra banda donde aparece, con el número 27 a la espalda, Antonio Puerta. Y la pierna izquierda del canterano, la zurda de diamante... puso el clamor en el Sánchez Pizjuán, y Nervión fue la gloria, esa que le esperaba meses más tarde. Y brindó al cielo, sin saber que lo tenía tan cercano, para abrazarse a su abuelo. Puerta escribió una de las más hermosas páginas de la historia en sevillista. Y fue aquella noche de abril, jueves 27, Feria en Sevilla. Inolvidable.
 
Por eso, el otro día, jueves también de abril, cuando la noche caía sobre Nervión, me acordaba de aquel jueves de hace ocho años, y me acordaba detalle a detalle, de cómo me tiré al césped y me fui al lugar desde el que Puerta chutó aquel gol que nos dio la felicidad, me acordaba del encuentro y la alegría con Ana y Estrella, de la vuelta a casa y el claxon del coche por las avenidas de la ciudad, llenas de entusiasmo sevillista.... y me acordaba, sobre todo, de la llegada a casa.... y de la cara de mi padre.
Fue un jueves de Feria en Sevilla, 27 de abril, como hoy, y nunca lo olvidaré.