sábado, 23 de enero de 2010

Cuando te hablan de usted

Siempre he tratado de usted tanto a las personas mayores como a las personas a las que no conocía. Porque así me lo enseñaron, en el colegio y en casa, he procurado siempre actuar con educación y con respeto.
Recuerdo casos en que, teniendo cierta confianza con personas de edad, he seguido tratándolas de usted, a pesar de que ellas mismas me invitaban al tuteo. Para mí edad es sinónimo de rango en una persona, y de mayor respeto por ella, si cabe.
En la sociedad de hoy, debido a la educación (o más bien a la falta de la misma) que han venido recibiendo las nuevas generaciones, veo desaparecido por completo ese respeto a la hora de tratar a una persona mayor. Hay muchos jóvenes que desconocen totalmente el tratamiento de usted, y se tutea a personas mayores o a desconocidos como algo tan normal.
En el día a día de nuestra sociedad, el trato general al prójimo parece cada vez más deshumanizado, nos hemos robotizado de tal manera que saludamos rutinariamente con una frialdad que a veces raya la desvergüenza.
Y más grave me parece aún cuando se trata de profesionales que trabajan en atención al público, que a veces tratan a los clientes como si fueran muñecos.
Por todo esto, me quedé sorprendido el otro día cuando alguien, más joven que yo, me habló de usted. No ha sido la primera vez, y cada vez va siendo más habitual. Al pensarlo, me he dado cuenta que poco a poco voy luciendo alguna cana, alguna arruga, algo de barriguita y hasta un poquito de calva en la coronilla.
Cuando se va llegando al ecuador de la vida, pasan estas cosas. Estás enmedio de dos generaciones. La de tus padres (que ya son abuelos), a los que hablas de usted, y la de tus hijos que te hablan de usted.
Estoy seguro que fue por eso, me habló de usted por mi edad. Tendré que acostumbrarme.

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