domingo, 17 de enero de 2010

En blanco

Nunca le temí al papel en blanco. Se que en cuanto empiezan a venir palabras, se van hilvanando pensamientos. Hace unas horas, se me ocurrían varias ideas sobre las que escribir. Ahora, ninguna de ellas me parecía interesante, o al menos no era capaz de ponerlas en pie.
En cualquier momento puede llegar la inspiración, por eso debemos estar siempre preparados para recibirla. Pero cuando queremos obligarla a venir, la musa suele resistirse. No hay que obligar, por tanto, sino tener siempre la mente receptiva, y el corazón abierto de par en par.
Cuando menos lo esperamos, puede surgir la gran idea, la palabra exacta, el verso bello, la expresión perfecta, la definición correcta. En cualquier momento puede surgir la poesía.
Me apasiona escribir, retar a la cuartilla en blanco, o en este caso la pantalla en blanco del ordenador, e ir tecleando sentimientos, construyendo líneas que, al ir llenando el espacio, van expresando esos pensamientos, intentando desarrollar esa idea que de sentido al texto.
Si leer es un gozo que nos enriquece y nos llena de compañía aunque estemos en soledad, escribir es uno de los placeres más apasionantes, porque cuando escribimos estamos creando y dando vida a una historia, un poema, una canción, o una simple palabra.
Ya lo ven, cuando empecé a escribir este texto, tenía la mente en blanco. Ahora ya no es un papel vacío.
Apasionante.

No hay comentarios: