viernes, 19 de febrero de 2010

Cuaresma en Kabul

Se que te habrás llevado un cuadro de tu Virgen, y estampas de cristos que llenarán algún bolsillo de tu uniforme de campaña. Y hasta alguna medalla colgará de tu cuello y llegará a tu pecho, siempre cerca del corazón. Alguna esperanza y alguna estrella te iluminará para que los dolores de la distancia y las penas de la soledad se conviertan en mayor amor y en consuelo ante una paz imposible en aquel monte calvario.
Se que los milagros del ordenador te llevarán sonidos de tambores y cornetas, de saetas y pregones, e imágenes de cómo por estas tierras los colores de la tarde se van pintando, poco a poco, de tiempo de espera.
Pero hoy, después de muchos días en que el sol se quiso esconder, cuasi desde que tú te fuiste, al mirar al cielo de esta tarde y verlo tan limpio, tan azul presagiando primavera, te recuerdo y pienso en tí, y en el cielo sucio al que miras cada día, en tu cuenta atrás, buscando siempre esa estrella con la que sueñas.
Quiero compartir contigo esta luz de la tarde que preludia primavera, ha nacido ya la Cuaresma y el cielo, aunque dicen que volverán las lluvias, tiene un limpio especial que anuncia que el azahar está a punto de nacer. Ahora, en un momento, buscaré el paseo por el campo, todavía con las huellas del invierno, y seguiré el camino que nos lleva a ese Dios nuestro de cada viernes, y me perderé en su mirada.... y le rezaré por tí.
Y luego me iré a la ciudad, y veré a ese mismo Dios caminar junto a la vieja muralla, atadas sus manos esperando sentencia, y veré la Esperanza en los ojos de su Madre.... y le rezaré por tí, y por todos los que como tú contáis los días, entre las noches oscuras de Kabul, para volver a casa.
Cuando llegues, habrá una primavera cuajada en flor esperándote con un costal y una trabajadera, y mucha gente que te quiere y te esperamos con los brazos abiertos.
Que la esperanza te acompañe y la estrella te ilumine en tu Cuaresma en Kabul.

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