jueves, 4 de febrero de 2010

Cuando la pena nos alcanza

"... De un compañero perdido / cuando el adiós dolorido / busca en la fe su esperanza...". No puedo escuchar estos versos sin que llore mi alma de dolor. Otra vez. Porque cada vez que suena significa que hay un dolor. Una vida humana que se pierde para siempre es un dolor de familia y de casta, pero cuando es un soldado que muere en su misión (o sumisión) significa dolor compartido por todos. Dolor y preguntas, siempre preguntas que jamás encontrarán respuesta.
En todo caso, cuando los familiares pregunten ¿por qué? sólo encontrarán la misma respuesta oficial de siempre: una condecoración, una medalla, un reconocimiento, siempre póstumo, a quien ya nunca podrá recibirlo.
Habrá televisión y fotos para el recibimiento al héroe caido en una guerra que nos han disfrazado de "misión humanitaria", pero él ya no podrá contar que lo han matado en una guerra de verdad, que la misión de paz en aquel lugar al que lo llevaron es una paz imposible. Habrá días de luto oficial, bandera nacional cubriendo el féretro, pésame y condolencia de autoridades..... hasta que dentro de cuatro días el soldado ya sea un muerto más, un número más, al que sólo recordarán en su familia desconsolada y los compañeros que lo trataron y quisieron, y que son los que de verdad le echarán en falta.
Algunos sólo se acordarán de él, cuando otro compañero suyo vuelva de cuerpo presente y tengan otra vez que decretar el luto, organizar el funeral, el pésame.... y a cantar "cuando la pena nos alcanza....".

No hay comentarios: