martes, 16 de junio de 2009

DESPERTARES DE VERANO (XI)

Era martes, como hoy, ¿te acuerdas? Martes 16 de junio. Había ensayo del Coro. Yo llevaba ya varios días con el corazón despierto. Qué vida me daban esos ratos de ensayo, de coplas, de inquietudes.... Era ilusión lo que sentía mi corazón.
Todavía no se por qué fue aquel 16 de junio. Podía haber sido antes, o el jueves siguiente... Te había escrito unas palabras.... Lo sencillo para mí es especial... Y me atreví, después del ensayo, a enseñarte aquellos versos. Te dije que sentía por tí algo especial, pero no sabía decirte qué... y me dijiste que a tí te pasaba lo mismo.... Entonces...
Podía haberme guardado aquel papel y no habértelo enseñado... aún no se cómo me atreví.... cómo dí el paso hacia adelante...
Y entonces comenzó aquella historia, nuestra historia de verano, despertares de verano que hoy siguen vivos (esto dura más que Arrayán), a pesar de todo. Ya te lo dije otras veces, que aunque el otoño despintara los colores, nuestros corazones seguían en aquel verano. Y aunque los inviernos llenaran de tormentas nuestras vidas, los corazones se iban renovando de un amor cada vez más grande y verdadero. Que aunque la primavera vistiera de luces nuevas el campo, a veces con falsas flores, nuestros corazones seguían latiendo al mismo ritmo que aquel bendito 16 de junio del 98.
Aquellos corazones despertaron un verano, y siguen latiendo al mismo ritmo los dos. Si el mío se cansa, el tuyo le da fuerzas. Si al tuyo se le para el reloj, el mío le da cuerda. Así, los dos al mismo ritmo, latiendo juntos, como aquel despertar de verano, cuando tus ojos me hablaron con la mirada y entendí lo que me decías sin palabras.
Déjame que siga mirándome en tus ojos verdes, que así mi corazón se renueva y mi ilusión se llena de vida cada día.
TE QUIERO.

No hay comentarios: